"La educación de Hopey Glass" de Jaime Hernandez: relato minimalista y roles femeninos

Jaime Hernandez es uno de los dibujantes gráficos más importantes en Estados Unidos en este momento. De origen chicano, nacido en Oxnard, California, en 1959, publicó sus primeras historias juntos con sus hermanos, Mario y Gilbert, "Beto". Esa publicación, a la que llamaron "Love & Rockets" de inmediato llamó la atención del público lector en el sistema alternativo del cómic en Estados Unidos. Muy pronto, la emergente editorial Fantagraphics decidió publicar "Love & Rockets" y desde ese momento la carrera artística de los Hermanos Hernandez, como dibujantes de cómic, inició un paulatino ascenso hasta ser considerados hoy en día, Beto y Jaime Hernandez, una leyendas del cómic y unos de los grandes autores de este llamado "el noveno arte". 

Hopey Glass es uno de los personajes más célebres de Jaime Hernandez. Es la chica rebelde del grupo de las cuatro amigas, heroína de la mayoría de las historias publicadas por el autor, ellas son: Maggie, Hopey, Penny e Izzy. “La educación de Hopey Glass”, publicado en 2005, es un volumen dedicado a Hopey en su regreso a Hoopers, ahora trabajando como profesora de niños. Hopey ya no es una chica, es una mujer adulta, cuya rebeldía sigue chocando contra todo. Veremos algunos aspectos importantes de este gran personaje.

 

Tenemos, entonces, el relato de la vida cotidiana de una mujer en una ciudad de Estados Unidos. Hopey Glass no cuestiona su realidad social o histórica, no es una heroína del cómic clásico, que sale a enfrentar tiranos o injusticias vinculadas a las desigualdades de género. Tenemos en ella un reflejo de la mujer contemporánea, independiente, alejada del modelo mujer-madre o mujer-hija. A esto sumamos su orientación sexual, su gusto por las mujeres, que es, a fin de cuentas, lo que marca su cotidianidad.

 

 

En esta obra el mundo patriarcal, que propone la relación héroe-personaje masculino usual en el cómic clásico, no está presente. Aquí el hombre como figura central del relato ha sido desplazado. Mientras Hopey Glass vive su día a día los personajes masculinos parecen ser hombres perdidos en una sociedad en la cual ellos ya no son el centro. En "La educación de Hopey Glass" es evidente esta fractura post mundo patriarcal, que ha devuelto al hombre a su rol de niño en busca de consuelo.

En la entrevista dada por el autor Jaime Hernández en “Love and Rockets”, hecha por Gary Groth y Robert Fiotre, Hernández relata su interés en indagar en personajes como Hopey, chicas que conocía en conciertos punk y que para él representaban modelos femeninos poco usuales. Chicas con las cuales jamás hablaba, es así que el personaje de Hopey es construido sobre la pregunta acerca de su vida interior, pues en el cómic jamás se encuentran bocadillos donde el lector pueda leer los pensamientos de ella. Sin embargo los pensamientos de los personajes masculinos si se conocen.

 

 

Entonces, en la exposición de los personajes femeninos de “La educación de Hopey Glass” se puede apreciar el efecto que produce lo “no dicho” socialmente, al que refiere la filósofa Judith Butler en “Dar cuenta de sí mismo”. Eso que oculta Hopey Glass se convierte en un espacio inexpugnable para el monolítico pensamiento patriarcal. Hopey se ubica en un terreno de lo no dicho, lo indescifrable que queda sin respuestas. Por eso en la obra las historias no se cierran, no son relatos donde se resuelvan conflictos sino que se enfocan en mostrar cómo los personajes viven los conflictos.

 

En la obra de Hernández se indaga en la construcción de un espacio interior que deja zonas sin construir, en el que la mirada latinoamericana puede verse en esos personajes marginales, solitarios, fuertes y débiles tan ajenos al modelo del sueño americano. El espacio exterior donde ocurren las historias son los suburbios, esos lugares donde se cruzan y encuentran personajes de diversos orígenes, seres anónimos que viven sus vidas desde cotidianidades que distan mucho de las hazañas heroicas del cómic clásico. 

 

 

Los relatos de Jaime Hernandez son obras maestras del cómic y la novela gráfica. Narraciones gráficas donde se construyen espacios interiores, indescifrables, hechos con una mirada desde la periferia, como la que observaba a esas chicas punk a las que nunca se acercó, la mirada de Jaime Hernández.