- Escrito por Yeisson Ramírez Díaz
- Publicado en Novela
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El escritor Fernando Molano Vargas: El eterno beso de Dick
En donde quiera que estés, te doy un beso, buenas noches mi amor
Héctor Ignacio Rodríguez
Del escritor Fernando Molano Vargas se puede decir que fue muchas cosas, un guerrillero, estudiante de Ingeniería, lingüística, cine; gay orgulloso de su sexualidad, amante de lo simple y escritor consumado que encontró el fin de su vida a una temprana edad en la que aún tenía mucho por decir y contar; a pesar de todo esto, su fama, muy bien merecida, se ha visto opacada y aún hoy, muchos colombianos desconocen su prosa.
De la mecánica a la literatura
El 9 de julio de 1961 Fernando Molano Vargas nació en Bogotá, toda su infancia la vivió en el barrio Egipto donde creció junto a sus seis hermanos en medio de bandas, carburadores, cajas de cambios, embragues, frenos y motores, en el que, con el tiempo, se volvería diestro en rebobinar. El conocimiento adquirido en el taller automotriz de su padre, le sirvió como herramienta para conseguir el dinero necesario con el que pagaba los gastos de sus estudios y ayudaba a Diego Molina, su pareja sentimental de toda la vida.
La relación apasionada entre Molano y la literatura comenzó cuando, aún siendo un niño, leyó una reseña de la adaptación filmográfica de Oliver Twist en la revista Life. Encantado con la historia rápidamente buscó el libro, leyéndolo en tan solo una sentada.
La Biblioteca Luis Ángel Arango: santuario de lectores bogotanos
La Biblioteca Luis Ángel Arango se convertiría en la cuna literaria de Fernando Molano donde, tras su primer encuentro con Dickens, hallaría un mar literario en el que conocería a Verne, Twain, Camus, Kafka, Sartre, Tolstoi y Dostoyevski sus referentes literarios. La biblioteca que lo vio crecer como un amante de la literatura, en años posteriores se convertiría en la protectora del manuscrito de su novela “Vista desde una acera”. Su pasión por las letras lo llevaría a publicar dos novelas y un poemario que alcanzó a ver publicado en vida con la ayuda de Héctor Abad Faciolince, un declarado admirador de su obra.
De la arquitectura y la ingeniería a la literatura
A pesar de su temprana relación como lector voraz de literatura, Fernando Molano, tomaría como primera opción universitaria, la carrera de Arquitectura en la Universidad Piloto, carrera que no culminaría debido a los problemas económicos que llevaba a cuestas. En su segundo intento por estudiar tampoco escogería lo que lo apasionaba y se dejaría influenciar por su familia, así fue como terminó estudiando Ingeniería Electrónica, carrera que tampoco terminó; el destino de Fernando parecía tener un solo camino para el que se había preparado desde niño. Finalmente iniciaría sus estudios de Literatura y Lingüística en la Universidad Pedagógica Nacional.
La militancia de izquierda de los años 80 censuraba la homosexualidad
En la vida universitaria participaba en movilizaciones políticas, tenía la esperanza en un cambio definitivo para el país. De las reuniones pasó a la acción y decide unirse a las filas urbanas del M-19, pero su militancia sería muy corta. Recibió toda clase de ataques por su sexualidad al interior del grupo guerrillero, al final decidió retirarse, no soportó la doble moral de la izquierda revolucionaria. Para ese entonces, y a dos años de terminar sus estudios universitarios, Diego, su pareja, enfermó, y la vida de Molano se vio nublada por la grave condición médica de su amigo.
Un beso de Dick, una novedad en la literatura colombiana
La relación de Fernando y Diego fue plasmada en la primer novela de Molano, “Un beso de Dick” con la que además ganó el Concurso literario de la Cámara de Comercio de Medellín en 1992, encontrándose con múltiples elogios y el respeto de los jurados. Diego y Fernando no utilizaban la palabra “pareja” para definir su relación que era, a grandes voces, un profundo amor unido con mayor fuerza por la pasión hacia la literatura que compartían. Diego fue uno de los primeros casos del virus del SIDA en Colombia, enfermedad que se ligaba, por aquellos días, de manera exclusiva con la homosexualidad.
Molano sabía que tenía los días contados, la enfermedad avanzaba a paso firme en su organismo. En una carrera contra la muerte, escribió su poemario “Todas mis cosas en tus bolsillos” publicado por la Universidad de Antioquia.
Cartel del montaje teatral de la novela "Un beso de Dick" realizado por Barraca Teatro ganador de la beca IDARTES
La espera de la muerte
Fernando decidió abandonar la universidad y esperar la muerte, como catarsis de su dolor, compró un trozo de mármol en el que talló a mano el epitafio dedicado al amor de su vida, un fragmento del poema “Partir” de Héctor Ignacio Rodríguez, unos de sus poetas favoritos, al que admiraba por la construcción de sus versos simples y nada rebuscados.
Cinco años después del fallecimiento de Diego, Fernando en compañía de unos pocos buenos amigos exhumaron sus restos. Una mañana, con grabadora en mano, se encontraron en el Parque Nacional, en el lugar donde habían compartido inolvidables momentos, allí enterraron las cenizas de Diego y sembraron un árbol como símbolo de amor eterno. Anudado al dolor de su pérdida, Fernando empezó a tener problemas con su familia, de dinero y salud.
El Callejón de la Muerte de la Clínica San Pedro Claver
El 10 de marzo de 1998, en la fría Bogotá, Fernando Molano Vargas muere por complicaciones de salud, pasó sus últimos días en el llamado callejón de la muerte de la Clínica San Pedro Claver, donde diariamente era visitado por sus amigos cercanos, de quienes siempre recibió la ayuda y su amistad incondicional. Su hermano Jorge se encargaría de cumplir su último deseo.
Su amiga Ana Cox, después de su muerte emprendería la tarea de hacer su biografía, promesa que le había hecho días antes de morir, y que cumpliría, pero que derivó en el hallazgo de una copia del manuscrito de su segunda novela, aún sin terminar. Se trataba de un proyecto narrativo ganador de la Beca de Creación de Colcultura de 1995. La novela sería publicada póstumamente en el 2012. Ana sabía que para poder llevar a cabo lo prometido debía tener en sus manos la segunda novela publicada de Fernando.
Para qué biografías si están sus novelas: Fernando Molano Vargas descansa en el Parque Nacional de Bogotá
Fernando Molano Vargas era una persona sin pretensiones de cambiar el mundo, aunque no deseaba influir en los demás, terminaba haciéndolo de forma inconsciente, por su forma tranquila y fluida con la que mostraba quien era. Nunca escondió que fuera gay, ni ningún rasgo de su personalidad, tan solo quería llevar una vida en la que por fin pudiera escribir tranquilamente, escuchar música, ir a cine, ver teatro y poder tener unos buenos tenis, de hecho en esto gastó el dinero que le dieron por ganar el concurso literario con un “Beso de Dick”.
Es imposible no leer “Vista desde una acera”, “Todas mis cosas en tus bolsillos” y “Un beso de Dick” como si fueran la biografía de Fernando Molano. A título personal, siendo un lector del autor, me gusta pensar que había entendido lo maravilloso de su vida y lo increíble de su pensamiento. Todos los golpes y dichas que la vida le otorgó las plasmó en sus novelas, de esta manera su obra ha socavado en la historia literaria de Colombia, hallando un espacio en las librerías de lectores empedernidos que no discriminan por temática o género. El talento de Fernando era notorio. Bajo las raíces de dos árboles, Fernando Molano Vargas descansa eternamente junto a Diego Molina en algún rincón, aún desconocido, del Parque Nacional.