- Escrito por Edwin Umaña Peña
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"Blonde" de Joyce Carol Oates y Andrew Dominik: patriarcado, maternidades crueles y aborto en los universos femeninos
El largometraje Blonde, dirigido por el australiano Andrew Dominik y basado en la novela homónima de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates, ha causado impacto por el doloroso retrato que hace de Marilyn Monroe, ícono y leyenda del cine y la cultura del país del norte. La polémica ha sido desatada por los fanáticos de la actriz, la crítica cinematográfica y el colectivo feminista, quienes al parecer desconocían la ácida mirada que desde la novela propone su autora.
Universos femeninos al desnudo
La escritora Joyce Carol Oates, eterna aspirante al premio Nobel, ha dedicado gran parte de su extensa obra a deconstruir los imaginarios populares, intelectuales y académicos acerca de los universos femeninos, tanto su visión idealizada como el victimismo del que ciertos colectivos feministas hacen gala. En su novela Blonde lleva a la ficción la vida de Marilyn Monroe para evidenciar las dinámicas ambiguas, oscuras y crueles que entran en juego en las tensiones propiamente femeninas y en relación con las estructuras patriarcales.
Feminista radical y sin escrúpulos, Oates no ha cesado de cuestionar los paradigmas sociales y culturales que dominan y se imponen en los universos femeninos, esos espacios de intercambio y convivencia íntima vetados a los hombres. En su obra se aprecian fuertes cuestionamientos a las dinámicas bajo las cuales la mayoría de las mujeres terminan formando parte de las estructuras patriarcales de la sociedad y sobre todo reproduciéndolas o prolongándolas. Oates no propone miradas condescendientes frente a la superficialidad y la ausencia de inquietud intelectual que reina en los universos femeninos, dominados por la imposición social de la belleza y el culto al consumo, a pesar de décadas de feminismo y logros en materia de acceso a la educación, trabajo e igualdad de género.
Estas premisas son latentes en su gran novela Blonde, finalista del premio Pulitzer del año 2000. La obra se enfoca en la vida interior e intelectual de esta gran actriz, usada, devorada y ultrajada hasta la saciedad por el sistema patriarcal estadounidense de los años 50 y 60. Una mujer con una inteligencia superior que tuvo que enfrentar una infancia traumática, pero cuya fuerza se agotó hasta llevarla a querer morir. Este aspecto es el eje de la adaptación que el director Andrew Dominik ha hecho para su película.
Norma y Marilyn
Ausencia del padre y maternidades crueles
La adaptación de Dominik parte de la premisa de arranque de la novela, donde relaciona el origen de los traumas de Marilyn con la experiencia de abusos y sufrimiento que Gladys, su madre le infringió. Cuando aún era Norma Jean Baker, fue una niña que bebió de la inestabilidad materna y de la ausencia del padre, experimentó profundamente el vacío de una figura masculina que le brindara cariño, y que, tanto en la novela como en la película, será la búsqueda emocional que la actriz va a emprender a lo largo de su vida.
Este aspecto denota, además, una profunda y dolorosa ironía, ya que el apellido de Norma no es el de su verdadero padre, corresponde al de uno de los maridos de su madre, que a su vez tuvo otro matrimonio y dos hijas que abandonó. La relación de Norma con su madre determinó los traumas que irían a afectar su vida adulta, cuando asume una identidad pública como Marilyn Monroe, apellido real de Gladys. Así mismo, ese padre ausente del que repetidas veces le habla su madre, un hombre a quien esta mujer idealiza y siempre está esperando su regreso, será ese anhelo que va a llevar a la actriz a someterse a los abusos y vejámenes de muchos hombres a los que se va a acercar en su vida.
Gradys, la madre de Norma, una mujer cruel, inestable, vulgar, culpará a la niña por el abandono del padre e incluso intentará matarla. La madre va a proyectar en la niña su enfermiza necesidad de un hombre, una dependencia emocional dañina que Norma va a heredar. Por eso en su experiencia emocional, Norma siempre buscará la figura paterna. En la película la vemos reincidir llamando "papi" a sus parejas, y la ilusión de la reaparición del su padre biológico será un tópico que va a alimentar gracias a las supuestas cartas que su padre le envía cuando ya es famosa, que estará vinculada a su doloroso final, cuando descubre que es Chaplin quien le mandaba las cartas de su ficticio padre.
El doble, esa otra que habita en el espejo y las pantallas
Norma Jean Baker de transforma en Marilyn Monroe cuando logra su primer contrato como actriz. Desde ese momento su identidad se disocia entre Norma, la mujer frágil, y Marilyn, la mujer objeto. Ella es Norma en su intimidad, la mujer brillante, lectora sensible e inquieta pero también la chica carente de afecto, que anhela encontrar en amor verdadero en un hombre que la proteja, un macho alfa que llene el vacío del padre ausente, que alivie el trauma y la obsesión por los hombres, heredada de su madre. También es Marilyn en su vida pública, la mujer bella tratada como un pedazo de carne, deseada por hordas de hombres vulgares y envidiada por las otras mujeres.
Para Joyce Carol Oates, esa doble condición, representada en Norma y Marilyn, es inherente hoy en día para las mujeres en la sociedad contemporánea. Las bondades, privilegios y beneficios sociales y económicos que las mujeres pueden lograr mediante la belleza, mediante el sometimiento a las dinámicas patriarcales y el deseo masculino, han llevado a la mayoría de las mujeres occidentales a vivir una duplicidad donde la interioridad, los traumas, las carencias o el cultivo de la inteligencia ha quedado relegada, ya sea a un plano íntimo o simplemente negada por las dinámicas de rivalidad tan usuales en los universos femeninos. Hay una búsqueda social de la belleza femenina, paradigma que la sociedad de consumo alimenta y bombardea con productos o cirugías estéticas, que exalta y provoca admiración mientras que la búsqueda de un desarrollo intelectual queda relegada a un segundo plano. Hoy en día una mujer debe ser, primero bella, pero no es importante que sea inteligente, y la explosión de las redes sociales no ha hecho más que acentuar este asunto, condición exigida por las estructuras patriarcales y los machos alfa, pero también promovida abiertamente por la gran mayoría de mujeres.
Marilyn Monroe y Joe DiMaggio
El macho alfa como ideal
Dentro de las estructuras patriarcales la figura del macho alfa se ubica en la cúspide de la pirámide. Joyce Carol Oates se ha dedicado a diseccionar esa atracción enfermiza de las mujeres hacia el macho alfa, usualmente un hombre maltratador, cuya visión de lo femenino está reducida a la objetualización y control del cuerpo de la mujer. La ausencia de una visión crítica al interior de los universos femeninos, de un profundo cuestionamiento hacia este instinto básico de las mujeres, es uno de los temas más usuales en la obra de la escritora, muchas veces abordado con sarcasmo, lo que ha generado enconadas críticas por parte de un sector del feminismo.
Este aspecto está presente en Blonde, mucho más desarrollado en la novela que en la película. En ella vemos cómo Norma Jean Baker logra convertirse en Marilyn Monroe gracias a que es una mujer superdotada cuya fuerza interior la lleva a sobreponerse a los vejámenes a que la somete la patriarcal industria del cine. Norma es violada para lograr ser Marilyn, la vulgaridad de los hombres que dirigen la industria del cine contrasta con las ganas, la ilusión, la auto exigencia y el anhelo que habitan en Marilyn, una mujer libre y sin ataduras que quiso volar con la compañía equivocada.
Marilyn, Chaplin y Robinson: el trío de la polémica
Uno de los aspectos que más ha causado revuelo en la película Blonde, es la exposición del trío amoroso que conformaron Marilyn Monroe, Charles Chaplin Jr. y Edward G. Robinson Jr. De forma inteligente, en la novela, la escritora Oates propone este triángulo amoroso cuyos componentes masculinos están marcados por la sombra de sus padres ya que Chaplin y Robinson fueron jóvenes abrumados por la fama y la ausencia de cariño de sus progenitores y su final fue igual de trágico al de Marilyn. Pronto han salido los fanáticos de la actriz a desmentir este triángulo amoroso y hasta ahora, lo cierto según las biografías de la actriz, es que Marilyn sostuvo breves romances con los dos.
Pero en este caso la mirada de la novelista es más sagaz, y no es extraño que esto haya sido podido ser realidad. Pero más allá de esto, en estos tres personajes se representa la generación de jóvenes de los años 50, quienes buscaban desafiar un mundo adulto que los usaba como carne de cañón, ya sea para la guerra o para imponer un modelo de vida que por esos años se comenzó a llamar "el sueño americano". Marilyn, Chaplin y Robinson son jóvenes con una interioridad desecha, atormentados por los traumas de la infancia y por la ausencia del cariño paterno. La libertad con la que viven su sexualidad, lejos de ser una búsqueda personal enfocada en lo erótico, es la válvula de escape de un dolor interior que no van a poder superar.
Por otra parte, más allá de santificar a Marilyn, lo cierto es que ella vivió una sexualidad libre, desprovista de prejuicios, algo que jamás aceptaron los hombres mayores con los cuales luego se relacionó. Esa sexualidad también fue la causa de su desgracia, al caer en las manos de un par canallas como lo fueron los hermanos Kennedy con ella. La vida emocional profunda de Marilyn comienza con un trío amoroso y termina con otro que la llevará a la muerte.
Marilyn Monroe y Arthur Miller
Del macho alfa al escritor
En la película vemos cómo Marilyn fue una mujer cuya inteligencia y sensibilidad la llevaron a la incomprensión, la soledad y el aislamiento. A pesar de estar rodeada de gente, se sabía una mujer sola que era admirada únicamente por su belleza, por su cuerpo. Una mujer objeto. En repetidas ocasiones los hombres que conocía dudaban de su inteligencia, de su nivel cultural, de sus capacidades intelectuales. Varias veces vemos esto en la película, en especial durante la secuencia donde ella conversa con el escritor Arthur Miller.
Es interesante apreciar cómo, en su búsqueda emocional, Marilyn pasa de la estrella del beisbol, Joe DiMaggio, un hombre inculto, burdo, violento y celoso que la golpea, pero al fin de cuentas un macho alfa, a los brazos del gran escritor Arthur Miller, uno de los dramaturgos más importantes en Estados Unidos en ese momento. Mientras DiMaggio busca domesticar a Marilyn, al punto que la obliga a cambiar su forma de vestir y quiere controlar su carrera, con Arthur Miller, Marilyn creerá encontrar el amor y la figura masculina que siempre anduvo buscando pero la imposibilidad de ser madre va a afectar su relación.
En la película no se profundiza en esta relación, que sigue siendo un misterio a raíz del silencio perenne de Miller sobre este tema, pero en la novela vemos cómo Marilyn pronto emprende un nuevo camino y no puede evitar caer rendida ante un nuevo macho alfa, que marcará su fin: el entonces senador, y luego presidente, Jhon F. Kennedy. En la novela se desarrolla a fondo la sordidez de esta relación, en especial se hace una mirada poco condescendiente con el presidente estadounidense, que en su momento fue símbolo del cambio y los nuevos tiempos que se anunciaban. No deja de ser inquietante el contraste entre la figura pública que fue Jhon F. Kennedy, quien se jugó su prestigio político, y hasta la vida, defendiendo los derechos civiles de los afroamericanos o una visión antibélica, con el hombre que fue en su vida privada, un depredador sexual que fue acusado varias veces de violación, abuso o acoso por parte de las mujeres que llegaron a estar cerca de él.
Marilyn Monroe y Ana de Armas
El sino trágico de Marilyn: abortos y maternidad
La maternidad pronto se convirtió en una necesidad para encontrar ese ser con quien comunicarse plenamente, a quien brindar todo el amor y cariño que habitaba dentro de ella. Este deseo chocó con su carrera, sumiéndola en un dilema que la volcó muchas veces en clínicas de abortos, luego en la depresión y la dependencia de farmacéuticos. Este es uno de los aspectos en los cuales la película recalca, con énfasis y corrosividad, con las repetidas secuencias en las que vemos a Marilyn abortando, entrando cada vez más en el túnel de su autodestrucción.
Maternidad y aborto, dos aspectos que corresponden a los universos femeninos, el aborto cuestionado siempre desde el patriarcado, la maternidad vista como una obligación impuesta por el feminismo, son dos temas que la novelista Joyce Carol Oates desarrolla a fondo en la novela y que se toman la mayor parte del relato en la película. Aquí asistimos a esa contradicción que marcó la vida de la actriz, quien por no renunciar al éxito profesional decidió interrumpió sus embarazos, y cuando quiso ser madre, estando casada con el escritor Arthur Miller, su cuerpo no lo soportó. Un sino trágico que lentamente la condujo a la depresión cuando sucumbió en un nuevo triángulo amoroso y sexual al enredarse con los hermanos Jhon y Robert Kennedy.
Marilyn Monroe y los hermanos Kennedy
En las garras del poder
Esta última etapa de la vida de Marilyn no se desarrolla en la película, pero si en la novela. Es la parte más angustiante, despiadada y terrorífica, pues la relación con los Kennedy fue el descenso a un infierno donde ella es manipulada, acosada, espiada y controlada tanto por los hermanos como por los organismos de seguridad. Hoy en día sabemos que el FBI y la CIA se oponían a las políticas de Kennedy y espiaron a Marilyn, buscando cómo poder atacar a los hermanos. Esta tensión la vivió la actriz que, luego de ser usada como objeto sexual por los Kennedy, fue rechaza por Robert, de quien se llegó a enamorar. El rechazo llegó al desprecio y a la humillación y seguramente fue factor de las causas que llevaron a Marilyn a no querer vivir más.
En la novela se sugiere que el caer presa de la seducción del poder fue el acto que la lanzó al abismo a Marilyn. Joyce Carol Oates sugiere que no se puede esperar nada más que humillación y abuso de los machos alfa poderosos, como lo fueron los hermanos Kennedy. Las estructuras patriarcales son letales con las mujeres y hombres que se dejan llevar por sus cantos de sirena. No hay espacio allí para seres sensibles que buscan una vida auténtica. Marilyn Monroe lo sabía, pero aún así decidió lanzarse al vacío. El dolor de sentirse utilizada y humillada tuvo su dosis final cuando descubre que su padre biológico jamás le escribió las cartas, jamás la buscó.
La escritora Joyce Carol Oates
En Blonde Andrew Dominik hace una gran adaptación de la obra de Joyce Carol Oates, empleando de forma muy efectiva el lenguaje cinematográfico, al combinar secuencias en blanco y negro con breves secuencias a color, y creando un relato fragmentado que busca emular las técnicas narrativas usadas por la autora de la novela. Así mismo conserva su esencia corrosiva, terrorífica y dolorosa, llevando al espectador a un vaivén emocional donde sentimos el dolor que acabó con Marilyn.
Producida por Brad Pitt, la película tardó 14 años en ser realidad. Cuenta con una gran actuación de la actriz cubana Ana de Armas. Esta película no hubiera sido posible sin el apoyo de la plataforma Netflix. Se abre un espacio para un cine más transgresor que no era posible en la etapa de los estudios.
Edwin Umaña Peña
Escritor, guionista y docente universitario.
Autor del libro de cuentos "Amor Sexo Decepción" (2021) y de la novela "La conspiración de los farsantes" (2017).