- Escrito por Edwin Umaña Peña
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El género negro en la literatura, sus características y parámetros
La aparición del género negro se da después de la Primera Guerra Mundial, en los años veinte del siglo pasado, con la publicación de la revista Black Mask, donde el escritor Dashiel Hammet publicó sus primeros relatos (Giardinelli, 19). Toma gran fuerza cuando llega la gran depresión de 1929 y el crimen organizado se convierte en un actor fundamental en las dinámicas económicas y sociales en Estados Unidos. El gángster surge como personaje de cuentos, novelas y cómics de gran popularidad. También aparece en el cine, transformándose en una figura social, con una estética propia.
El criminal es el gran protagonista
En el género negro se produce una ruptura radical frente los parámetros propuestos en el policíaco o el detectivesco. Aquí el criminal es el gran protagonista. El crimen deja de ser eje y detonante del relato, y el enigma de su resolución no es fundamental.
La institución policial sigue siendo no fiable, pero se va más allá, pues tenemos relatos donde la autoridad es la que comete el crimen o está vinculada a las estructuras delictivas. Hay una exploración del universo del criminal en la cual conceptos éticos o morales quedan de lado. Un universo que aquí se revela complejo y cruel, que vincula al asesino del bajo mundo, que mata a sueldo, con el político destacado o el empresario reconocido, quien lo contrata. Es decir, el crimen está incrustado en la sociedad pero ya no es fruto de decisiones individuales de sujetos con desequilibrios interiores, sino que forma parte de las dinámicas sociales, económicas, ideológicas, religiosas y morales, motivado por la ambición, el afán de dinero y la sed de poder.
El investigador siente simpatía por el criminal
El investigador puede ser parte de la narración pero no es fundamental, no necesariamente es protagonista del relato. En algunos casos es el vehículo a través del cual el lector se sumerge en el universo criminal. Usualmente el investigador tiene afectada su vida personal por problemas interiores, de soledad, alcoholismo o desequilibrios que lo empujan a sentir cierta simpatía por el delincuente. También puede ser un criminal que debe investigar quién desea matarlo o quién asesinó a alguien cercano.
No importa la resolución del enigma o la búsqueda de justicia
La resolución del crimen o la búsqueda de justicia no forman parte del género negro. Muchas veces se resuelve un crimen cometiendo otro crimen, o simplemente no se logra resolver, el caso queda abierto. Como contraparte, hay una fuerte dosis de violencia en el relato, en muchos casos llega a ser explícita la narración, con detalles escabrosos, incluso repulsivos, y gran contenido de crueldad.
El poder sexual de "la femme fatale"
Así mismo, lo erótico y sexual están muy presentes, como contraparte de la violencia, muchas veces bajo un tratamiento estético que le imprimen al relato una dimensión psicoanalítica. Esto da pie a la aparición de uno de los personajes más atractivos de la literatura: la mujer fatal. Se trata del arquetipo de la mujer insumisa, independiente, astuta, ambigua, con un gran poder sexual que doblega la voluntad del criminal y del investigador. Muchas veces parece ser la víctima y se convierte en lo opuesto, en el criminal. El poder del eros femenino, la seducción que ejerce en un mundo misógino y patriarcal como el del crimen, es un contrapunto atractivo que hace del género negro un sub-género complejo.
Por último, en el género negro el espacio donde ocurre el relato también se transforma. Aquí deja de estar limitado a la ciudad, aparecen narraciones que se desarrollan en ambientes rurales, como ocurre en la obra del escritor Jim Thompson y obras como "1280 almas" o "Devil inside me".
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Edwin Umaña Peña
Escritor, guionista y docente universitario.
Autor del libro de cuentos "Amor Sexo Decepción" (2021) y de la novela "La conspiración de los farsantes" (2017).