- Escrito por Edwin Umaña Peña
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El género detectivesco en la literatura, sus características y parámetros
El relato detectivesco apareció algunos años después del policíaco, hacia finales del siglo XIX. En ese momento la sociedad occidental se ha transformado drásticamente en un lapso de pocos años. La ciudad europea, como espacio de encuentro social y escenario de conflictos, ya se ha establecido plenamente, el crimen es un fenómeno que ya se ve reflejado en la literatura, obras como "El extraño caso del doctor Jekill y Mir. Hyde", de Robert Louis Stevenson dan cuenta de esto.
El crimen como fenómeno en toda la sociedad en "El extraño caso del doctor Jekill y Mr. Hyde" de R.L. Stevenson
Son los tiempos de esplendor de la burguesía en Europa, pero al mismo tiempo una época de muchos estallidos sociales por la consolidación del movimiento obrero, del movimiento anarquista y la presencia de partidos políticos como el Partido Comunista. Así mismo las ideas liberales se abren paso reclamando participación en los gobiernos y cambios en las políticas económicas y sociales. También los desarrollos de la ciencia y los efectos de la revolución industrial se sienten. Los rituales de la sociedad de la ciudad occidental (en especial Europa y Estados Unidos) son los rituales de la sociedad burguesa detrás de los cuales surgen ideologías como el fascismo, el racismo y la discriminación social. La figura del detective surge en este contexto ya que se trata de un "investigador especial", que ya no pertenece por completo a la institución policial.
En la obra de Stevenson el crimen se presenta como la consecuencia de una fuerza oscura que habita en el interior del ser humano, lo sorprendente es que en este caso se trata de una figura ejemplar de la sociedad londinense, el Doctor Henry Jekill. Frente a los desaciertos de la policía tenemos un proto-investigador, una especie de detective, el amigo de Jekill, Gabriel John Utterson, a través del cual se cuenta la historia. El crimen es un fenómeno muy especial, sigue ligado a una investigación pero ahora está en manos de alguien específico, el detective. No se trata sólo de una alteración del orden, hay un aspecto social importante ya que se presenta en todos los niveles sociales. No en vano van a aparecer relatos donde el crimen ocurre en las altas esferas, el cual requiere un investigador privado, no conviene que la policía esté entrometida.
Paradigmas del detective privado: Hércules Poirot de Agatha Christie y Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle
Célebres autores como Arthur Conan Doyle o Agatha Christie contribuyeron a la popularidad del género detectivesco. Aquí el crimen se mantiene como detonante del relato, pero es más complejo debido a que el criminal es muy astuto. Eso hace que el enigma sea mayor y más exigente su resolución (Camarasa, 37).
El investigador es ahora un detective privado quien es contratado para resolver el crimen. Detectives como Hércules Poirot, de Agatha Christie, y Sherlock Holmes, de Conan Doyle, representan a la perfección a este personaje que, frente al policía investigador, es más libre en sus métodos, y peculiar en su forma de ser. El detective privado se hace necesario porque la institución policial no es confiable, ya porque no ha podido resolver la situación debido a la exigencia del enigma, o porque no se desea la presencia de la policía en la investigación. Ahora la policía no es infalible, vemos relatos donde no es eficiente, no resuelve el crimen o hay presencia de la corrupción. También ocurre que el crimen pudo haber sido resuelto de forma equivocada y tenemos un personaje que cobra importancia: el falso culpable. El investigador privado debe encontrar al verdadero responsable y salvar al inocente, muchas veces enfrentado a la institución policial. Este detective también es muy inteligente y astuto, y funciona como restaurador del orden, aunque no necesariamente para llevar al culpable a la cárcel, ya que muchas veces actúa como justiciero.
El crimen ya no es exclusivo del bajo mundo
En el relato detectivesco el crimen deja de estar vinculado exclusivamente al bajo mundo, puede ocurrir en círculos de la alta burguesía o de la aristocracia. De igual forma, el criminal deja de ser un delincuente de baja condición social, ahora puede ser un miembro prestante de la sociedad. Aquí hace aparición el criminal de gran inteligencia, ya sea un científico, un inventor, un político o un médico con un conocimiento supremo, que busca lograr el crimen perfecto. Esta puede ser la causa de que la policía tenga obstáculos para resolver el hecho, por su dificultad o por la intervención de intereses poderosos que no desean que el crimen se resuelva. Al ser quien comete el crimen una persona importante aparecen intereses ajenos, ligados a la corrupción institucional, que obstruyen la investigación oficial.
En la imagen siguiente se ilustra lo anterior:
El crimen y la consolidación del fascismo en la sociedad occidental
La causas por las cuales actúa el criminal también están sujetas a condiciones individuales, a una decisión personal que lo lleva a la maldad. Sin embargo, aquí ya se aprecian razones familiares o del círculo social que rodea al criminal, cuando éste pertenece a la élite, donde se considera que el crimen es un derecho ya que hay sujetos de la sociedad que merecen ser eliminados. No es gratuito que este tipo de relato coincida con la consolidación de la ideología fascista en la sociedad occidental.
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Edwin Umaña Peña
Escritor, guionista y docente universitario.
Autor del libro de cuentos "Amor Sexo Decepción" (2021) y de la novela "La conspiración de los farsantes" (2017).