- Escrito por Edwin Umaña Peña
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El cine dionisiaco de Emir Kusturica
El cine de Emir Kusturica surgió con fuerza en el panorama cinematográfico mundial en el año 1981 con su primera película “¿Te acuerdas de Dolly Bell?”, premiada con el León de Oro a la mejor ópera prima y el Premio FIPRESCI en el Festival de Cine de Venecia. A partir de ese momento, con cada uno de sus trabajos, este director serbobosnio fue sorprendiendo a la crítica mundial y ganando los principales premios de los festivales mas prestigiosos del mundo. Kusturica es, tal vez, el único cineasta contemporáneo que se puede dar el lujo de haber ganado varias veces los tres festivales de cine mas importantes del mundo occidental con sus primeras cinco películas.
El cine de un país que ya no existe
Para los amantes del cine este palmarés no pasa desapercibido. Al observar sus películas descresta la calidad de una filmografía que trajo consigo los vientos frescos de la cinematografía de la Europa de los Balcanes. Sin especular con letárgicos intelectualismos o montajes vertiginosos salpicados de imágenes que saturan el ojo, Kusturica retoma lo mejor de la tradición cinematográfica mundial mas irreverente, como la obra de Fellini o Chaplin, y se sumerge en la historia de la antigua Yugoslavia, para crear filmes de profundo color y sabor local, que se hacen universales gracias a sus hilarantes, sensibles y conmovedoras historias y a sus memorables personajes.
Ese profundo color local es evidente en el retrato de la Yugoslavia comunista de los años cincuenta y sesenta, en los filmes “Cuando papá salió en viaje de negocios” (1985) y la anteriormente citada “¿Te acuerdas de Dolly Bell?” (1981), en la historia de los gitanos en los arrabales bosnios de “El Tiempo de los Gitanos” (1988) y con esa “elegía” a un país que desaparecía en “Underground”(1995).
La universalidad de éstos filmes no sólo viene dada por la peculiaridad de las historias y los personajes, desbordantes en detalles y riqueza, sino por la narrativa audiovisual propia de Kusturica. Esta narrativa parte, recorre y termina en el concepto de lo dionisiaco, que Nietzsche con tanta euforia expuso en sus primeros textos. Desmesura, exuberancia, vitalismo en las situaciones, los personajes, la puesta en escena y la narrativa misma, siempre de la mano de una de las herramientas expresivas mas contundentes de éste autor, al punto que es una de sus marcas de estilo: la música. La música de los filmes de Kusturica, música de los Balcanes, muchas veces explosiva, otras veces conmovedora.
Así mismo, tal vez sin proponérselo, la continuidad fílmica de la obra de Kusturica, los temas que trata y las argumentos que cuenta, se vieron embestidos por el infausto devenir histórico de Yugoslavia, en el período temporal que comprende la producción cinematográfica que se reseña: 1981-1995. La historia de Yugoslavia, un país que ya no existe, vivió sus años turbulentos a la par que se desarrollaba la trayectoria cinematográfica de Kusturica. La historia de la antigua Yugoslavia es el telón de fondo que le da dramatismo al conjunto de una obra que tiene en la comedia y la tragicomedia su forma expresiva.
"Te acuerdas de Dolly Bell": la música de los Balcanes
La música es uno de los ejes de la narrativa fílmica de Emir Kusturica, quien, al tiempo que realizaba sus primeras películas, fue miembro de una banda de rock en su natal Sarajevo. Frente a las expresiones cinematográficas de gran parte del cine de occidente, en los que la música es una herramienta que en la mayoría de los casos cumple la función de generar la emoción o ejecutar la intención que no logra conseguir la puesta en escena o el montaje, en la obra de Kusturica la música es un elemento que forma parte de la vida de los personajes, pertenece a la diégesis de la narración, y le permite, en muchos momentos, expandir los planos narrativos mediante los cuales se cuenta la historia. La música en las películas de Kusturica está incrustada en la vida de los personajes, que tocan en una banda, llevan consigo un acordeón o simplemente cantan sin parar y por cualquier motivo.
“¿Te acuerdas de Dolly Bell?”(1981) nos cuenta una historia que sucede en un suburbio de Sarajevo, a principios de los años sesenta. El comité del barrio decide crear un grupo de música, para integrarse a la nueva movida musical que ya se vive en otros barrios. El protagonista de la historia es Dino, un adolescente obsesionado con el hipnotismo y la autosugestión como métodos para superar todos los problemas. Dino es amigo de algunos ladronzuelos de su barrio. Tiene conflictos con su padre, un ferviente e idealista comunista que no ve con buenos ojos el interés de su hijo por el hipnotismo. Son los años sesenta y el cine italiano y la música moderna enloquecen a los jóvenes de Sarajevo. En las noches Dino realiza sus experimentos hipnóticos con sus amigos y con su conejo, en la buhardilla en la que duerme. Los miembros del comité del barrio seleccionan a Dino y algunos otros chicos para conformar el grupo.
Un día Dino oculta en la buhardilla de su casa a Dolly Bell, una joven prostituta que huye del chulo del barrio. El idealismo comunista del padre contrasta con la realidad del suburbio. A los pocos días de haber obtenido una de las nuevas viviendas que se construyen para los proletarios de Sarajevo, el padre enferma de los pulmones. Mientras tanto, Dino mantiene escondida en secreto a Dolly Bell, y lucha infructuosamente por conservar el autocontrol a través de la autogestión. Sin embargo, se enamora de la muchacha y descubre el amor físico, el contacto corporal, el sexo. Al final debe enfrentarse al chulo del barrio, pero no logra evitar que Dolly Bell huya. Su padre muere. En medio de las canciones del grupo, en el que canta Dino, y en especial de la movidísima canción italiana “24 Mila Baci” del músico y actor Adriano Celentano, el padre es despedido como “un gran comunista”. La familia abandona el suburbio para ir a su nueva vivienda.
Con gran desenfado Kusturica nos describe aquellos años de idealismo y esplendor en los que se consolida la construcción de lo que fue el socialismo de la Yugoslavia del Mariscal Tito. Un socialismo cuyas peculiaridades hicieron posible que se mantuvieran unidas las diversas étnias y religiones que conformaban Yugoslavia.
En el filme, la realidad del suburbio dista mucho de la utopía comunista que añora el padre de Dino, quien finalmente muere. Dino, que vive esa realidad, se ha hecho un hombre. Sin embargo, el retrato del padre de Dino y su fallecimiento no son dramáticos. Su muerte, en medio de algunas bromas que hace antes de partir, representa el fin de una época que parece irse sin dolor. Kusturica no lamenta la muerte, todo lo contrario, la vida y los nuevos tiempos se abren paso al compás de los nuevos ritmos. El socialismo peculiar de la Yugoslavia de Tito empieza a hacerse realidad en la joven y diversa sociedad yugoslava.
En “¿Te acuerdas de Dolly Bell?” los alegres acordes de la versión sarajeviana de “24 Mila Baci” son el abrebocas de la sorprendente música de los Balcanes que nos trajo consigo el cine de Kusturica. Las maravillosas escenas del romance entre Dolly Bell y Dino en la buhardilla de la vieja casa, son las primeras pinceladas de la vertiente dionisiaca que desarrollaría con mas fuerza en sus obras posteriores.
"Cuando papá salió en viaje de negocios": los Personajes volcánicos de los Balcanes
“Cuando papá salió en viaje de negocios” (1985), Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cine de Cannes de 1985, cuenta una historia que sucede en los años cincuenta en la, en ese entonces, región yugoslava de Bosnia. La película está narrada por un niño, Malik, que sufre de sonambulismo. Malik vive con sus padres, su hermano y su abuelo. Son los difíciles años en los que la Yugoslavia de Tito se aleja de la influencia comunismo soviético, y sobre todo de las políticas de Stalin, y decide construir su propia forma de socialismo. A éste período de la historia yugoslava se le conoció como el “Período Informbiro”.
A pesar de que escuchamos la voz de Malik, que nos describe personajes y situaciones, en ciertos momentos la película se sale de ésta focalización y vemos a su padre, Mesa, un personaje peculiar y desmesurado que anhela que sus hijos lleguen a ser ejemplares proletarios y que se lamenta del rumbo que está tomando el socialismo yugoslavo. Mesa es un hombre de pasiones desbocadas que vive un romance con una aviadora. La amante espera que Mesa deje a su esposa, pero esto no ocurre. La esposa de Mesa, y madre de Malik, llamada Sena, tiene un hermano que es un agente del estado. En un evento de aviación en el que todos se encuentran, la aviadora acusa a Mesa, ante su propio cuñado, de pro-soviético. Mesa es detenido y debe ir a un campo de trabajo. A sus hijos les dicen que su padre salió de viaje de negocios. Durante la ausencia del padre, Malik, su madre y su hermano viven momentos de grandes dificultades económicas. Finalmente todos van a acompañar a Mesa en su destierro.
En el campo de trabajo Malik pasa mucho tiempo con su padre. La familia entra en crisis cuando Sena se entera de los devaneos de Mesa, que persiste en romances fugaces con algunas mujeres del lugar. Mientras esto sucede, Malik conoce a la hija de uno de los camaradas que supervisan la reeducación de los confinados. Malik se enamora de la niña, que sufre una grave enfermedad. Se establece un paralelo entre el aprendizaje de Malik y los padecimientos de su padre, que se debate entre su irrefrenable gusto por la juerga y la lujuria y el proceso de reeducación bajo la adusta mirada del camarada Tito en cada pared. En la prueba final, Mesa debe adoctrinar a Malik para un acto en homenaje a Tito en el que estarán presentes los niños que están en el campo de trabajo. Ambos superan la prueba y Mesa es autorizado para regresar a Sarajevo. Malik no puede despedirse de su amiguita, que un día se va en una ambulancia y jamás regresa.
Malik ha vivido una experiencia que lo ha marcado profundamente. Ha sido él, mas que su padre, quien ha aprendido los valores de la nueva Yugoslavia. Su padre, por el contrario, poco ha cambiado. En una fiesta a la que asisten en Sarajevo vuelve a sus amoríos con la aviadora. En medio de los cantos bosnios de celebración, y del relato de los goles de la selección de Yugoslavia ante la Unión Soviética, Malik presencia el momento en que su padre y la aviadora vuelven a enredarse. El abuelo, mientras tanto, decide irse de casa y dejar a su familia, harto de las discusiones y conflictos sobre política. La aviadora, al ver que Mesa no se irá con ella, intenta suicidarse, colgándose, pero no puede. En el plano final de la película Malik camina sonámbulo por los cielos del campo bosnio y, al estilo del final de “Los 400 golpes” de Truffaut, mira a cámara, pero sonríe.
“Cuando papa salió en viaje de negocios” no es un relato acerca de un héroe ejemplar. Tampoco asistimos a la exaltación del ideario de un proyecto político. En la película vemos el acontecer de unos personajes pasionales en un momento crítico de la historia yugoslava. Las contradicciones internas se superponen a la ideología dominante y los personajes, sin enunciarlo abiertamente, conviven con sus contradicciones en medio de una utopía, de un ideal que se vislumbra en el infinito, en ese infinito que Malik tiene ante sí en el plano final de la película.
Los personajes volcánicos de Kusturica son arrolladores porque no renuncian a sus pasiones, porque su triunfo no es el de la fuerza bruta, o el de la oposición a la utopía aplastante, su triunfo es la persistencia de la vitalidad interior, que se nos presenta, siempre, desmesurada, explosiva, musical, onírica. Su derrota, sin embargo, será el no resolver las contradicciones a las que los conduce su temperamento. Eso es evidente en su siguiente película, “El tiempo de los gitanos” (1988), con la que ganó la Palma de Oro al Mejor Director en el Festival de Cine de Cannes de 1989.
"El tiempo de los gitanos": la Europa de los marginales
En “El tiempo de los gitanos” la narrativa audiovisual de Kusturica se desborda en conmovedoras secuencias de imágenes cargadas de simbolismo y poesía, en una búsqueda por atrapar el tiempo de los gitanos de los arrabales bosnios. La película narra la historia de Perhan, un joven gitano que vive con su abuela, su hermana Danira, enferma de una pierna, y su tio Merdzan, amante del juego y la juerga. Viven en una villa de gitanos muy pobre. La abuela de Perhan posee ciertos poderes curativos, es la curandera de la villa. Perhan, a pesar de no ser un gitano puro, pues es hijo de un soldado esloveno y una gitana, posee poderes telequinéticos. Por no ser un gitano puro, y ser pobre, es rechazado por la madre de su enamorada, Azra, con quien desea casarse. En cierto momento Perhan, desesperado, intenta suicidarse, colgándose, pero no puede. Después, al regresar a su casa, toca el acordeón mientras su tío Merdzan imita a Charlot, el personaje de Chaplin.
Un día Ahmed, el gangster de la villa, solicita los servicios de la abuela, para curar a su hijo que está muy enfermo. La abuela lo cura y a cambio le pide a Ahmed que lleve a su nieta a un hospital en Ljubljana, para que le curen la pierna. Perhan viaja con su hermana. En el hospital, luego de dejar a Danira, Ahmed convence a Perhan para ir a Milán, donde podrá hacer fortuna. Perhan accede. En Milán descubre que Ahmed y sus hermanos dirigen una pandilla niños y personitas con deformidades, las cuales llevan desde Yugoslavia, para ejercer la mendicidad. Perhan se niega a trabajar como mendigo, pero después de una paliza accede. Asalta algunas casas y esconde parte del dinero. Cuando los hermanos de Ahmed lo traicionan, Perhan es nombrado el líder del grupo.
Convertido en un joven gangster, con dinero, Perhan regresa a su villa, en busca de Azra. Al llegar descubre que su novia tiene una enorme barriga. Perhan se entrega a la maldad a pesar de que Azra le asegura que es su hijo. Se casa con Azra y la lleva consigo a Milán, pretende usa al niño, que está a punto de nacer, para pedir dinero. Tal como sucedió con su madre, que murió al dar a luz a su hermana Danira, Azra muere al dar a luz a su hijo. Comienza la caída de Perhan. Ahmed le roba el niño y desaparece, el lugar donde esconde el dinero que ha ganado ha sido anegado por una creciente del río. Perhan regresa al hospital de Ljubljana para buscar a Danira y allí se entera de que Ahmed se la había llevado al poco tiempo de dejarla allí.
Pasan cuatro años en los que Perhan busca a Danira y a Ahmed. Encuentra a su hermana en Roma, pidiendo dinero. Perhan y Danira rescatan al niño, que seguía en manos de Ahmed. Después de enviarlos en tren a su villa natal, Perhan regresa a la chabola de Ahmed, que está celebrando su boda. Utilizando sus poderes telequinéticos, Perhan mata al gángster y a uno de sus hermanos. Antes de huir es herido y muere.
En “El tiempo de gitanos” Kusturica expone, en todo su esplendor, su universo fílmico – narrativo. Las secuencias en las que vemos en acción la telequinesis de Perhan, los poderes curativos de la abuela, los pavos y gansos que van y vienen, a Perhan interpretando con al acordeón las melodías gitanas mientras su tío imita a Chaplin o la bellísima escena en la que los gitanos celebran el día de San Jorge en el río, pertenecen a ese tiempo mítico que pervive en la periferia europea y con esas secuencias de nuevo se hace realidad ante nuestros ojos. Se nos presentan también algunas imágenes simbólicas y oníricas, que serán una constante en su obra, como la mujer con traje de novia que vuela (en éste caso la madre de Perhan), o al mismo Perhan, bajando de los cielos en el día de San Jorge.
La calidad de la factura visual del cine de Kusturica logra un punto muy alto en ésta película gracias a imágenes poéticas que transmiten la temporalidad mítica en la que vive éste pueblo de gitanos romaníes de Yugoslavia. Factura de imágenes en las que mujeres, hombres, niños, animales y objetos interactúan bajo lógicas que desafían la racionalidad occidental y se reiteran, al ritmo de la maravillosa música gitana de los Balcanes, hasta hacernos sentir ése estado de desmesura constante en el que viven los personajes.
Bajo la perspectiva de una continuidad en la obra de Kusturica, Perhan, como personaje volcánico, se entrega al mal víctima de su pasión y, tal como se lo había advertido su abuela, paga por ello, primero con la pérdida de todo lo que tenía, y luego con su vida, no sin antes entregarse a la naturaleza de su sangre y cometer la venganza gitana. Tanto Perhan, como Ahmed o su tío Merdzan, no se detienen ante las circunstancias a las que los lleva su carácter volcánico, todo lo contrario, persisten, aún en el doloroso error, obedeciendo, sin dudarlo, los designios de su propia esencia.
Al cumplir el fatal designio de su abuela, Perhan ejecuta su destino trágico. En la narración de la película, el trayecto de la alegre desmesura al trágico final es doloroso, dolor catárquico que se atenúa con el bufonesco plano final en el que el hijo de Perhan, también llamado Perhan, huye con las monedas de oro que los gitanos han puesto en los ojos del cadáver de su padre. Corre por la polvorienta calle, cubierto por una caja, mientras detrás va su tío-abuelo Merdzan caminando a lo Chaplin, que huye también, saltando de alegría, hacia la juerga. Con Perhan hijo y el tío-abuelo Merdzan huyendo hacia el juego, la alegría, la juerga, el tiempo de los gitanos se repite, vuelve a ser cíclico y la película vuelve a ser una tragicomedia que nos ha mostrado con desenfado el prodigioso universo del pueblo romaní.
El tiempo de los gitanos de la película de Kusturica contrasta con el tiempo de la Europa occidental que pasa a través de los niños mendigos, convertido en los afanosos ciudadanos de Roma o Milán que pasan a su lado sin inmutarse. Pareciera que, en una última lectura, se pudiera intuir que Europa occidental está fuera de ese tiempo mítico. No es así. Eso lo veremos en “Underground” (1985), tal vez su obra cumbre, que generó una gran polémica al ganar la Palma de Oro a Mejor Película, en el festiva de cine de Cannes, en 1995.
"Underground": la historia oficial es una gran mentira.
A principios de los años noventa Kusturica fue invitado a dar clases de dirección de cine en Estados Unidos. Allí filmaría la película “Sueños de Arizona” en 1993, a partir de un guión de un alumno suyo, con la que ganó el Premio Especial del Jurado, Oso de Plata, en el Festival de Cine de Berlín. La película, protagonizada por Johnny Depp, Jerry Lewis, Faye Dunaway y Vincent Gallo, es una surrealista historia de amor de un alucinado vendedor de coches en la desértica Arizona. Otro gran filme en el que Kusturica se da un respiro en momentos en que Yugoslavia se ha fragmentado en medio de una sangrienta guerra civil.
En“Underground” (1995) Kusturica expone todo su exuberante arsenal cinematográfico. Es una película monumental, en duración y temática, pues abarca toda la historia de la extinta Yugoslavia, desde su formación como nación, en la Segunda Guerra Mundial, en 1942, hasta su desaparición en la Guerra de los Balcanes, en 1995. Es un filme doloroso, trágico y cómico, por supuesto, con la esencia dionisíaca de la narrativa fílmica de Kusturica en todo su esplendor.
La película se divide en tres partes: Guerra, Guerra Fría y Guerra. Empieza con un título que dice “Erase una vez un país…”. La primera parte, “Guerra”, cuenta la historia de un grupo de personas de Belgrado que, durante la invasión nazi a Yugoslavia, en la Segunda Guerra Mundial, se ocultan en el sótano de la casa de Marko, un juerguista miembro del partido comunista que colabora con los partisanos de Tito para enfrentar a los nazis. El grupo de personas es liderado por Negro, otro juerguista comunista enamorado de Nataljia, una actriz de teatro que lo rechaza.
Entre los que viven en el sótano, se encuentra Ivan, el hermano de Marko, que ha ido allí con su chimpancé al que ha rescatado del bombardeo del zoológico. El grupo fabrica armas en el sótano para los partisanos mientras Marko y Negro, siempre acompañados por una orquesta, fiestean y conspiran en el mundo exterior. Cuando intentaba casarse con Nataljia, a quien lleva amarrada, Negro es capturado por los nazis. Marko lo rescata y lo lleva herido al sótano. Con Negro en el sótano, dirigiendo al grupo que fabrica armas, Marko y Nataljia, en el mundo exterior, se enamoran.
En la segunda parte, “Guerra Fría”, la guerra acaba, pero Marko sigue mintiendo a Negro y su grupo, quienes continúan fabricando armas mientras escuchan el relato de Negro acerca de la valerosa resistencia de los partisanos contra los nazis, que son los dueños del mundo. Periódicamente Negro realiza puestas en escena en las que simula combates y bombardeos cercanos, o se presenta ante ellos golpeado y torturado por los nazis.
En la realidad de la superficie, del mundo exterior, Marko es ahora un heroico miembro del partido, reconocido poeta, que lleva una cómoda vida gracias a que vende clandestinamente las armas que Negro y el grupo fabrican en el sótano. Marko miente a todo el mundo, presentándose a sí mismo como un héroe que sobrevivió a la muerte de Negro y luchó denodadamente en la clandestinidad de Belgrado para apoyar a los partisanos de Tito.
Pasan catorce años, el sabor ácido de la mentira carcome a Marko y Nataljia. En el sótano se va a celebrar la boda del hijo del Negro. En una inolvidable secuencia en la que la orquesta, que también vive en el sótano, jamás deja de tocar, se desata la hecatombe dionisiaca en la que todos bailan, se embriagan, discuten y celebran hasta llegar al clímax en el que el chimpancé de Iván, llamado Soni, se introduce en un tanque de guerra que han fabricado, y dispara el cañón. Negro y su hijo huyen al mundo exterior para unirse a los partisanos y ganar la guerra.
Cuando Negro sale a la superficie se encuentra en la mitad del rodaje de una película sobre él mismo y su “heroica gesta”, al lado de Marko. Están filmando la falsa historia que ha relatado Marko. Negro cree que está en medio de la guerra y se une a la resistencia asesinando, de verdad, al actor que representa al militar nazi que dirige a los soldados.
Mientras tanto Soni, el chimpancé, huye e Iván va tras él. Marko hace volar el sótano. En una secuencia cargada de simbolismo, los miembros del grupo que fabricaba armas, incluida la orquesta, nadan sumergidos en el agua, hacia algún lugar. Iván, mientras tanto, se pierde en los túneles que llevan y traen gente de Europa occidental.
En éste momento la narración estalla en significados. La Historia Oficial es una gran mentira, la historia oficial como la que ha contado Marko, la Historia que se convierte en una falsa representación, en una falsa verdad. Y en medio de ésta mentira, los ingenuos idealistas que se la han creído, como Negro, se juegan la vida por principios que en realidad no existen, que jamás existieron.
La tercera parte, “Guerra”, comienza cuando ya han pasado los años e Iván está recluido en un sanatorio mental alemán. Pasa el tiempo en los árboles, buscando a Soni, su chimpancé. Un día, al enterarse de que Marko no era un héroe y de que estaba siendo buscado por tráfico de armas, escapa y en la frontera entra en una alcantarilla para regresar al sótano. Allí se cruza con los camiones conducidos por mercenarios, que están llenos de gente, bosnios que huyen de la guerra hacia Europa occidental.
Iván encuentra a Soni, que estaba oculto en los túneles. Sale a la superficie, en Yugoslavia. Hay hombres armados en las calles y bombardeos que remueven los escombros de las casas destruídas. Los hombres armados son dirigidos por Negro, que sigue en la guerra. Cerca de allí Iván encuentra a su hermano Marko, y a Nataljia, que finiquitan un negocio de venta de armas con un mercenario. Iván, adolorido, destruido por la verdad y la guerra, reprocha a su hermano por años de engaño y mentira. Atormentado, corre a una iglesia e intenta suicidarse, pero no puede.
Los mercenarios del lugar detienen a Marko y Nataljia. Negro ordena su ejecución, sin saber que son ellos. Al verlos arder en llamas, Negro arrepentido, regresa donde están los escombros del sótano. Allí, se lanza dentro del pozo de agua y nada, sumergido en el agua, donde se encuentran todos, incluida la orquesta. Salen a la superficie, Marko, Nataljia, Iván y Soni también se unen al grupo, y siguen celebrando la boda del hijo de Negro. En la secuencia final, mientras todos celebran, el pedazo de tierra en el que están se desprende y se va, flotando sobre el agua, lejos de la guerra. Después de unas palabras que Iván dirige a la cámara, la película termina con el subtítulo “Erase una vez un país…”.
El sabor agridulce de “Underground” deja un rastro de amargura en el espectador, abrumado por ésta narración, metáfora de la dolorosa historia Yugoslava del siglo XX, que nos recuerda que la historia de la humanidad también es cíclica, con guerras que empiezan y terminan pero que jamás acaban.
Si la pasión de los personajes de Kusturica los lleva a vivir la vida en constante celebración, a enfrentarse al destino trágico y cumplirlo, a luchar en guerras, en la secuencia final de “Underground” vemos que al final, cuando no queda nada, ni historia, ni ideales, ni país, la pasión es lo único que queda. Pasión dionisiaca, constante desmesura, celebración en la tragedia, sonrisas entre las lágrimas. Y música, por supuesto.
En el momento de estreno de “Underground” aún se escuchaban los disparos de los militares y paramilitares serbobosnios y serbios, en las horrendas masacres contra bosnios y albano kosovares. El filme fue señalado por algunos intelectuales bosnios de ser un filme pro-serbio. El director, ante la polémica que causó, juró no volver a rodar en su vida. Kusturica se atrevió a desafiar abiertamente al algunos de los líderes extremistas nacionalistas serbios y serbobosnios, y en algún encuentro llegó a los golpes, poseído, sin duda por el mismo carácter volcánico y tempestuoso de los Balcanes, de muchos de sus personajes.
Sin embargo, la amargura, el sabor agridulce del filme, se esfuman tan pronto se escucha la banda sonora. La música como elemento narrativo en la filmografía de Kusturica tiene en “Underground” su punto máximo. La orquesta está presente en gran parte de las escenas del filme, tocando y en coreografías, en las secuencias de mayor desmesura, reafirmando el carácter dionisiaco de ésta filmografía.
El compositor de ésta música es Goran Bregovic, quien había compuesto también la música de los dos filmes anteriores de Kusturica (“El Tiempo de los Gitanos” y “Arizona Dreams”). Está interpretada por la “No Smoking Orchestra”, grupo en el que, hoy en día, puntea la guitarra el director serbobosnio y con el que se presenta en los escenarios del mundo entero.
"Gato negro, gato blanco": el feliz retorno al cine de Kusturica
Felizmente Emir Kusturica no cumplió la promesa de renunciar al cine. En 1998 estrenó la, aún más dionisiaca “Gato Negro, Gato Blanco”, sobre los gitanos que viven a orillas del Danubio. Esta película también se llevó innumerables premios en los festivales de cine del mundo, como el León de Plata al Mejor Director en el Festival de Venecia de ese año. Ha sido, además, la película que mas tiempo ha estado en cartelera en los cines de París, se exhibió durante casi dos años.
En el 2001 Kusturica estrenó el documental “Historias en Super 8”, sobre la gira que hizo con la “No Smoking Orchestra”. En el 2004 estrenó “La vida es un milagro”, ambientada en la Guerra de los Balcanes, que también ganó numerosos premios como el Prix de l' Education Nationale de Francia, en el Festival de Cine de Cannes. Premio de gran significado ya que implica que ésta película sea utilizada como objeto de estudio en las escuelas francesas. De ésta forma, tal vez sin proponérselo, Kusturica está contribuyendo a la reescritura de la Historia Oficial.
En el 2007 estrenó la película “Zavet” en la que reitera con sus personajes, cada vez mas pasionales y extravagantes. En el 2008 presentó en el Festival de Cine de Cannes su documental sobre un personaje dionisiaco, pasional y rebelde, digno de sus películas, titulado “Maradona”.
Kusturica así mismo ha desarrollado una carrera como actor en algunas películas y cortometrajes. Un hombre entregado a la pasión del cine, que volvió a rodar una película de ficción en el 2014, en un proyecto colectivo, junto con otros directores, llamado "Words with Gods". Actualmente está a punto de estrenar un nuevo documental sobre una gran figura latinoamericana, el expresidente uruguayo José Mujica. El documental tiene como título "El último héroe".
Edwin Umaña Peña
Escritor, guionista y docente universitario.
Autor del libro de cuentos "Amor Sexo Decepción" (2021) y de la novela "La conspiración de los farsantes" (2017).